Tuesday, September 02, 2008

 

un haz de luz

El viejo despertó tiritando y con inusitada sensación de soledad. La mañana olía a pellejo de rata y la fugacidad del tiempo laceraba su piel. Salió de la casa y ante sí había un vastísimo desierto. Creyó estar dentro de un sueño maligno, pero tenía plena conciencia de su vigilia. Y donde su casa, repentinamente sólo arena. Hacia los cuatro puntos cardinales páramos sin confines y espejismos de la nada. Intentó recordar y asirse, pero no supo cómo. De pronto, en el sur hubo un resplandor: era un trozo de vidrio en que caía un haz de luz solar.

Ahí, el viejo empezó a escarbar en la arena. "Quizá encuentre una hermosa ciudad", se dijo...

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